Cerca de 40 años mezclando carreras y obras de arte dan para muchas vivencias, tantas como las que se pueden ver en los 30 cuadros de José Lugo que conformaron la exposición temporal del Museo de Historia de la Automoción. El artista ha sido durante casi cuatro décadas comisario deportivo en carreras de automóviles, una faceta que le ha llevado del Jarama a Le Mans, pasando por Indianápolis, el París-Dakar y los circuitos de toda España, muchos de ellos ya desaparecidos como los de Alcañiz y Toledo. Y entre carrera y carrera (hasta cerca de 2.000 a lo largo de su trayectoria), Lugo también cultivó su faceta artística. Hijo de un profesor de bellas artes, lo suyo fue durante muchos años la restauración de piezas, especialmente de carácter religioso. Eso fue hasta que hace algo más de dos años decidió empezar sobre su gran pasión: las carreras de coches. «He pasado de pintar santos a demonios», resume divertido.